OS QUIERO Y GRACIAS
Si pesáramos nuestras palabras en una balanza imaginaria, el peso de las expresiones peyorativas y los improperios que lanzamos cada día (ya sean contra los demás o contra cualquier situación desbordante) harían que dicha balanza no consiguiera resistir tal esfuerzo ni por un segundo y acabaría por romperse sin ni siquiera encontrar un contrapeso lo suficientemente digno. ¿Por qué nos cuesta tanto decir "te quiero" o "gracias"? Parece que los únicos que se merecen exclusivamente estas palabras son nuestros familiares o nuestras parejas y, a veces, ni siquiera ellos. ¿Tan difícil es demostrar agradecimiento sincero cuando alguien nos obsequia con un favor o un regalo, en lugar de limitarnos a una expresión neutra que, lo único que pretende, es demostrar que hemos recibido, supuestamente, una educación?.
Incluso hay momentos en que deseamos otorgar la razón a alguien o mostrarle nuestro más sincero afecto con todas nuestras fuerzas y no somos capaces de pronunciar esas palabras tan "mágicas", es más, es como si estuvieran al borde del precipicio de nuestros labios y no fueran capaces de lanzarse en caída libre por el pánico del último instante. A veces pienso que es demasiado fácil alegrar el día a los demás y a la vez a uno mismo utilizando una simple sonrisa o una expresión cariñosa como para dejar pasar la oportunidad. Soy consciente de que a veces cuesta, supongo que por la falta de práctica, y soy el primero que lo olvida muchas veces y por eso quiero que este post sirva para recordarnos algo tan básico y que probablemente por ello nos olvidemos de recordarlo.